Estratagema
Desciende
la tarde como por entre una hendidura del tiempo
y la sombra
se aproxima después de
fermentarse en la huidiza
lentamente
cae el rostro de las cosas …Cae.
Cae, como
caen los rostros
agitados por la brisa.
Cae, como
caen tragos amargos, agrietando los mundos
y rompiéndolos
Y las
manos ya no lo sostienen más…
¡No pueden!
Un terrible
infortunio ecológico desanima y
entristece
Cae, como caen
las caras más amables y también más inhumanas
Cae, como
cae el café de las manos,
soltándose, desprendiéndose
en mañanas
bañadas de
neblina.
Y pareciera
ser, que el fuego no podrá destruirla.
y
esperáramos entonces que una suave luz
se aposente
como
rusticas velas encendidas, sobre
la arena o sobre el sólido asfalto
y sobre los ruidos, el silencio irrumpe…
Y sobre el silencio un cuchillo se cierne
como un sonido
pero hay esta ella, como con caras de luceros y de estrellas
da frescor
y descanso a los cansados cuerpos,
en
ella las almas reposo encuentran.
Esas
mismas, que guaridas buscan, atravesando las rutinas del estar.
Desciende la tarde
en retinas de
incertidumbres llenas.
Descienden las cosas, como por entre una hendidura del tiempo
se trituran
como por entre peñascos áridos.
Y a su vez
la sombra cae…
Cae,
sí cae, en la fermentada luz solar,
que la enceguece
caeremos
también nosotros como fardos adoquinados por la vida
mientras avanza mansa el agua, pero llevando en sí, el rugido de león herido
¿Más si
caemos quien será el culpable es la vida acaso, con sus premuras, sus idas y venidas?
No culpemos
a nadie,
la otra cara de nuestros
rostros, ha causado la muerte de los inocentes.
Y con sus
agrietadas manos a
destruido el paraíso.
¡Lo hemos perdido! ¡Lo hemos perdido! ¡Lo hemos perdido!
Si. A
menos que tú y yo, mientras
desciende la sombra y cae el rostro de
las cosas
elevemos
como una plegaria entre las nubes.
Y con nuestras manos intentemos una última jugada de ternuras.
¡Quítate la
máscara! Ponte tu traje de navegar
los sueños
coloniza
con tus descalzos pies la arena y la
húmeda tierra
¡Y ponte de rodillas!
No para arrastrarte y lamer las altas botas, sino para sentir
la sangre
circular entre tus venas, la savia vegetal surcar la vida.
Solo así
sentirás el olor y la
altura de los árboles
Solo así podrás constituir
la mirada de las águilas,
dando vuelo
a la calidez de las miradas.
Al abrazo
generado de las cosas. Si
Beatriz
Elena Morales Estrada