La pesadez
Y hallándonos
tendidos; nuestros huesos están rígidos y tensas
nuestras coyunturas. Sopor
como de pesadez extrema ahoga nuestros latidos, tan pronto hemos olvidado el
gusano que somos, el gusano que seremos. Más el eterno, el que vela siempre y
permanece nos exhorta a que nos pongamos de pie. Nos levantamos entonces y con
nuestras manos quitamos la herrumbre del mal sueño que sentíamos. Se despereza
nuestro cuerpo y caen uno a uno los huevos que el incubo quería incrustar en
nuestro pensamientos. Si como león rugiente se levanta el espíritu de Dios que
nos sostiene; lanzando lejos el hedor de la carne podrida. Nuestros ojos se
abren y el que permanece sopla en ellos. Entonces vemos, porque nuestros ojos
nos son abiertos y se divisa un rayo , truenos y centellas aparecen y nos
encontramos en medio de una batalla, es antiquísima esta, pero se reanuda de
nuevo y hay estamos como guerreros feroces, mientras un rio de aguas sucias
recorre de lado a lado el submundo en que habitamos. La pelea es a muerte y la carne
se halla desgarrada, apenas si alcanzamos a sostenernos de pie. Pero el tirano
es solapado y tiene tácticas sutiles, tan sutiles que solo un guerrero
adiestrado en ellas puede sortearlas; más es dura la cosa y la sangre es por
doquier derramada.
Pero la
victoria es del eterno y por eso decimos ¿En dónde esta el esbirro que deletreó
tus llagas una a una? Por muy antiguo y astuto que seas el sol calcinara tus
ardides y el abismo se tragará tus fauces de Nerón y quién sabe cuántos más
disfrazados. ¡Ay! La engolosinada boca
del tirano escondió sus fauces de buitre herido; pero escondió su cadavérico rostro,
en las otras caras que lo esconden.
Beatriz Elena
Morales Estrada
Extraído de
mi obrita Silencio De Alas, segunda parte
Derecho de autor reservado
Fue un placer pasar a leerte en este blog personal amiga, no perder esta amistad que tendió un puente entre nuestras letras cuando compartíamos en Coespo.
ResponderEliminarTu escrito me llevó a reflexionar sobre lo débiles que somos, sobre las veces que caemos y no tenemos fuerzas para levantarnos y seguir, como lo pide nuestro Señor,Sobre las tentaciones que tenemos a diario y sobre la fortaleza que debemos tener ante el mal que nos acucia, pero allá está el espíritu de Dios que nos sostiene, como tu dices.
Un abrazo amiga y nos seguimos leyendo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMarisa bienvenida y que gran alegria me produce tu paso por estos lares. Por supuesto que esa amistad perdura y gracias por tus palabras. hasta pronto amiga.
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