Estas cosas son dichas por la
palabra más no por mí.
De manera que
habiendo nosotros nacido para la vida y no para la muerte; no somos dignos de
conocer sus misterios, por cuanto hemos pecado, es decir, hemos hecho todo lo
contrario a ella y por lo tanto esta
fuera de nuestro alcance conocer su misterio y develar sus secretos… Solo uno
es digno de ese derecho, de ese poder,
solo uno se hizo digno de ella. Él y solo él logro, descubrir
ese misterio, porque la vivenciò hasta romperse los tuétanos. Y por eso,
solo por eso; más no por nosotros; sino por él, reitero, es que también en su misericordia
alcanzamos la gracia de ser salvos… Pero
solo, solo, si estamos dispuestos a aceptarlo. Esa es la verdadera creación sin destrucción.
Beatriz Elena reservados © Derechos todos.
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