¿Preguntas cuál es la razón de mi desdén?
Y miro tu rostro destruido
y miro y miro y miro y comprendo
los clavos de tus clavos
los comprendo señor más soy cobarde.
¿Los comprendo señor?
Comprendo tu sangre derramada
la abierta llaga de amor ensangrentada
el abismo de amor incalculable
la terrible flagelación de tus espaldas
tu columna dañada y
destruida
¿Lo comprendo señor?
Y me miro y se lo pequeña y pusilánime que soy
porque no entiendo que fueras capaz,
de dar por una humanidad en
decadencia toda tu sangre.
¡Pero he ahí el meollo del asunto!
Sí señor, soy cobarde, y
mucho
porque no sería capaz de dar lo
que tú nos diste
porque no sería capaz de hacer lo que tu hiciste.
Te miro mi señor y entiendo, que
mientras estuviste en la tierra,
eras un ser humano maravilloso
una excelente persona, tan sencillo , tan humano
y un Dios tan veraz y a su vez
tan misericordioso ¡Tanto!
Cuya misericordia alza el vuelo
de todas las cosas.
¡De todas!
Tu bondad señor rebaza el límite
de mis capacidades donantes
y tu entrañable amor rebaza todos
mis sentidos
¡Hea pues señor! Quede yo a tus
pies postrada
como prenda de mi absoluta pequeñez.
BEATRIZ ELENA MORALES ESTRADA © Copyright
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