Acerca de la propuesta estética y su concepto de lo bello
(Brevedades)
No se busca en Jesús, no necesariamente, una propuesta estética, no desde el punto de
vista del arte o la creación humana; en realidad Jesús como tal, no puede reducirse a eso, toda la belleza de Jesús, está volcada es a la contemplación en otro plano magistral, que se hace diferencial, en la medida
que yendo más allá, de la mera percepción artística o
poética; incluso hasta conceptual , se nos abre es a una
verdad .
No se
busca en Jesus una belleza estética, yo no busco eso; yo en Jesús encuentro es
una belleza de carácter ético - espiritual; por supuesto, yo
entiendo eso, de que lo estético- poético, también es un mundo espiritual dentro del
cual, se pueden entender la
diversidad del significante
de ese concepto de lo bello y también, de la dualidad de lo que pueda implicar esa
palabra.
Pero esta percepción de lo bello, está más referido a lo que se mueve en el mundo de los
sentidos, de lo acontecido con todo aquello, que tiene que ver con el arte, en todas sus
dimensiones o facetas y del modo, en que un artista o un sujeto captan lo bello.
La
belleza, en Jesús; incluso hecho un dechado de fealdad; su rostro ultrajado, dañado por los golpes
opresivos y bestiales, se encuentra es una propuesta ética, de un valor incalculable y de una belleza espiritual tremenda, que va más allá
de toda mundanalidad o creación
humana particular o general, no guiada por el espíritu mundano; difícil de comprender para una
persona que está sumergida solo en el arte, en lo estético solamente; aunque es cierto que el arte, también maneja una propuesta ética en algunos casos, pero con Jesús y en Jesús
toda dimensión humana, se detiene
en una metafísica, que decae frente a
una donación de semejante tamaño y que se alza incluso , más allá de la razón .
Solo la contemplación nos podría mostrar
ese estado de la conciencia, ese grado de belleza, dada incluso por la "fealdad" de su rostro
aporreado; esa sería la brecha, para ver esa magnitud de entrega de Jesus.
Porque en él, la monstruosidad de la bestia humana, se pulveriza y se hace
añicos, dando pie, surgimiento a una revelación de lo divino.
Beatriz Elena Morales @Estrada
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