Y he aquí , que la sartén con la carne recién freída en
aceite, esta lista y hay un pedazo para
cada miembro de la familia , que es bastante numerosa y habiendo probado el mío y al sentir que
estaba deliciosa, quería tomar otro pedacito que en apariencia sobraba y viéndome
el señor en profundo silencio ; dejé el pedazo y le dije , dale esto a los pobres
señor, pero habiendo quedado untado mi dedo del aceite y de la carne , me lo
quise llevar a la boca ; pero el señor seguía viéndome , entonces le dije
llorando , y aún este aceite que tengo en mis dedos me esta de más.
Beatriz
Elena Morales Estrada
Extraído de mi obrita Silencio de alas, segunda parte
Derechos de autos reservados.
Aunque esto es para todos…
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