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sábado, 9 de abril de 2016

MIRANDO HACIA EL INFINITO




MIRANDO HACIA EL INFINITO.

¿Realmente tiene Dios una existencia propia?
Bueno, la pregunta es porque las gentes, se preguntan mucho acerca de, si Dios realmente es o tiene una existencia propia.
Y bueno personalmente, creo que Dios es una presencia viva, que no sólo impregna, sino que también llena todo el universo; es decir que está, de una manera sustancial y por eso, decimos que, se halla inmerso dentro de este. Siendo el creador por excelencia.
Si Dios, es creador sustancial, dado que lo anterior nos posibilita de pensar en lo siguiente; es el creador de la vida y por ende es el todo; es un todo cósmico, tanto sustancial como orgánico también.
¿Y porque orgánico? Porque lo es, tanto en el sentido estructural, como en el sentido material; me refiero a la materia como tal; tal cual.
Y por eso decimos, que siendo presencia viva y a la vez sustancia única, es también esencia, que abarca todas las singularidades espaciales y circunstanciales, que nos envuelven; aquí, en esta parte, no debemos olvidar, que ser parte de su creación, está profundamente ligado, con el libre albedrío y que somos parte de esa inteligencia absoluta y que esta, se encuentra en cada uno de vosotros, subyaciendo como adormilada, o en un estado, casi primitivo. Esto no lo debemos olvidar, a la hora de pensar en nuestros momentos más difíciles.
Y es solo por medio de las diferentes circunstancias y experiencias, que el ser humano aprende, no solo a conocer, sino a valorar y a sobrevalorar su vida y la de los demás; Incluido por supuesto el entorno, el ambiente, que es una cosa que corresponde a todos., sin subdivisiones de ninguna clase, eso se llama un estado de consciencia superior.
Solo atraves de estas vivencias; lo repito, la conciencia llega a formarse como tal, en un todo.
Y en ese todo, lo que debe primar es el amar y como un resultado de ello, sus consecuentes valoraciones o valores.
Pero si nosotros, de un modo sencillo y simple accediéramos a Dios; no tendríamos, necesidad de hacer este tipo de escritos.
El tratar de acceder, por medio de un modo intelectual es bastante valido, por cierto; dado que el ser humano, siempre ha estado hambriento y siempre ha tenido sed de él y por ende del conocimiento, es solo que se dan muchas formas de conocerle; por ejemplo, por medio de las naturaleza y también a partir de nuestras vivencias y de las cosas más sencillas y simples; de manera que podamos ver el milagro, de lo más grande, en lo ordinario y más pequeño. ¿Porque es tan difícil conocer a Dios por medio del conocimiento intelectual?
La respuesta estriba, en que la mente humana, se mueve en dirección a innumerables prejuicios, de carácter cultural, entre otros.
La mente está enraizada en la duda y en la desconfianza; pero hasta la razón misma da la consecuente validación a la existencia de ese ser absoluto, de Dios o como tú lo quieras llamar.
Y ciertamente a veces lo intelectual, tiene una consecuente causa, y es la abstracción, que de ese conocimiento o de cualquier otro, se puede hacer; es una maravilla; pero las innumerables contradicciones del ser humano, lo hacen dudar…
Y ciertamente a Dios hay que padecerlo también en la praxis de lo cotidiano; por medio del dolor y del sufrimiento, llegamos más que a conocerlo, a sentirlo. A sentir esa constante presencia en nuestra vida.
Y esa experiencia o experiencias, nos van llevando a tener una relación personal con él; de manera, que esas experiencias son completamente cognitivas también.
De tal forma, que vamos aprendiendo cosas y de esa manera, esa faz divina, de la cual hemos dudado, se nos va presentando, se nos va mostrando atraves de enseñanzas, que se generan como consecuencia, de esa interiorización.
El solo hecho de mirar hacia adentro, significa, que en cierto modo hemos dejado de mirar, hacia afuera y hemos ido dejado de lado y lentamente, el ruido que teníamos en los oídos…
Es hay; cuando decimos y experimentamos, de cierta manera, que su plenitud, se halla es dentro de eso que llamamos alma.
Esta última, es fuente de lo divino; es allí, en donde se puede llegar a contemplar todo ese conocimiento; es allí, en donde se nos va develando ese conocer, ese ser.
Y comprendemos que él, está en lo más íntimo y secreto.
Por lo tanto, ese conocimiento, se va haciendo uno, con un sentimiento nuevo, que puede hacernos renacer o en otras palabras, puede hacernos nacer de nuevo.
He aquí, como hasta la naturaleza se renueva y todas las cosas viejas, vuelven a ser…Aquí, se encuentra el misterio de lo sagrado, de lo divino y lo humano, concebido, en un solo ser.
“He ahí el hombre” representado bellamente por Jesús, el nazareno; cuya faz, hubo de padecer ferozmente por la ignorancia, de la faz “no humana” y aun no desarrollada…
Cuando se halla, la persona como tal, en este estado de pensamiento hecho sentimiento, se hace más humano y a la vez se acerca más al ser y entonces, podemos decir, que el alma y la razón no entran en contradicción, porque se ha dado, en cierta forma la plenitud de ese conocimiento.
Ese conocimiento, que en cierto modo, tiene que ver, con la existencia en todos los niveles.
Es entonces, cuando lo intangibles se hace real, particularizándose, en cada uno de nosotros; es lo general hecho átomo, partículas en el vasto universo, de la creación humana y no humana; es decir, de la gran obra del Dios creador.
Y a todas estas, aún, no hemos respondido, a la pregunta inicial:
¿Realmente tendrá Dios una existencia propia?
Si por medio de la conciencia , el hombre, el ser humano como tal , ha logrado descubrir, en sí, el “contenido” de la presencia y teniendo en cuenta, que dentro de esas experiencias , nunca hemos estado solos; porque ha sido precisamente, esa presencia, la que ha hecho que podamos conocer, el significado, el sentido de su ser…
Siendo el hombre, un ser creado a imagen y semejanza de Dios; podemos decir, que Dios tiene existencia propia y absoluta y puesto que habita, en nosotros, haciéndonos parte de sí mismo; podemos decir, que no depende, de nosotros en ningún sentido.
Esto es Dios, el padre existencial, el absoluto o como quieras llamarlo.
Hasta aquí, este pequeño contexto, en donde hemos, querido indicar, la real presencia De Dios en nuestras vidas.

Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright



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