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lunes, 20 de julio de 2020

Del origen de los mundos







Del  origen de los mundos


Anoche mientras pensaba  ocúrreme  lo siguiente;
y no sé, si fue porque en mi mente  pensaba en Dios
escuché   una voz  ¿No sé, si  dentro de mí? 
 Creo que sí;  que me  dijo: De la manera más natural;
tu  padre está lleno de sangre por todas partes. 
La frase es larga,  pero al oír,  fue cortísima,  suave.
Entonces respondí, tal cual, hablase  con alguien. 
Dije, sin dudar;  claro,  Jesucristo es mi padre…
Y me quede así,  tratando de dormir. 
Entonces,  pareciera ser,  que Dios me estuviese hablando adentro.
Fue cuando surgió esta idea, que fue  la manera como Él,   había creado el mundo.  
Me vi al comienzo de una espiral, yo era el punto,  desde donde esta comenzaba
allá en el espacio infinito.
Recuerda que también tú lo eres.
 Un planeta también lo es, en fin. 
Y en  el principio,   Dios creo  los mundos,  comenzando  en algún un punto  estable
   a su vez,   desplazable hacia todos los  lados
en todas las formas,   geométrica mente posibles, 
y en lo que la  espiral avanza,  sin excluir, la línea recta del destino
que   en la sangre , como un fluido late.
Es también   la forma perfecta  de las cosas,
de los seres  y de  todos los mundos posibles, 
 de millares de  circunstancias o situaciones, 
bajo  de la multiplicidad de las formas todas. 
Recuerdo;  que me dije a mi misma,  me levantaré y lo escribiré;
 así no lo olvidare.
No obstante, el sueño me rindió.
 Al  despertar, ya ni siquiera,  me acordaba.
 Envuelta en las horas,  sintiéndome desierto,
sintiéndome árida y tipo cuatro de la tarde:  
dije;  señor háblame, muéstrame algo ;
así que,  abrí la Biblia y  apareció  allí,  el primer capítulo de Ezequiel;
  la espectacular visión  que este, tuvo de Dios.
¿Y qué de que me sirve eso?
 Pensara tú que lees. 
Pero si un malhechor,  pudiese robar la piedra preciosa,  de una estrella  enana lo haría
así mismo,  algunos malhechores,  querrán robar de Dios,  el misterio de la vida,
y contra  Él,   lucharan,  para sembrar  oscuridad…
Esto ha, desde el principio de los mundos. 
Más el  portento de Dios, no acabaran… 
  Uno de sus secretos a gritos,  es el amor. 
Y si,  aún  sigue bañado en sangre por doquier
¿Y tú te quejas?
Mira que: Esta  la primera letra del alfabeto,
la que desperdicias a menudo.
 Luego una tierra bajo el yugo  de la oscuridad.  
 Entonces llegan las espinas  y la sangre es derramada
esta es,  a su vez , elixir de vida.
 Luego la zarza encendida  hablara
¿La escucharas acaso?
¡Oh corazón desenfrenado!
Deja que introduzca en ti su mano,  
y  quizá veas y sientas tu corazón.  

Beatriz Elena morales Estrada © Copyright



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