Duerme el niñito, meciéndose en los brazos de la madre
y desde el cielo, se desgranan polvillos de estrellas
que los ángeles con sus dedos, dejan caer en la cuna del sueño
ya no llores niño, dulce amor del alma, ya no llores no…
Dulce amor del sueño, que con tu carita alumbras de estrellas las noches
y del alma en la cuna del cielo, exhalan querubines por ti, un dulce suspiro.
Ya no llores niño, que María en sus brazos, te colma de besos
es la madre amada, que por ti ha bajado lumbreras de lunas, para que de de amor, tus ojos se enciendan, mi niño adorado, Emmanuel sagrado.
Y en tus manitas, se ha posado un pájaro, al que tú le diste vida y lo echaste a volar…
Y es tan bello tu gesto, que la madre se seca las lágrimas y comienza a cantar.
Dulce bien, mi niño amado, dulce bien que colmas de alas a las almas
por ti, los coros se exaltan y se agigantan sus voces con dulces acordes
se desgrana el cielo con hebras del sol, con trenzas de oro se adorna tu sueño.
ven mi dulce bien, que ya la aurora despunta en colores
y los ángeles se doblan ante ti y a todo tu cuerpo lo llenan de flores
el dulce cantar, la desfogada voz del alma, sonata que ensueña de amor muy dentro...
Es precioso niño el pecho que en su alborozo reboza y en sus labios el dulce néctar le colma de aleluyas…
Y una nana arrulla, por ti en su versar
tú, mi bien amado, el más bello y soñado edén, tu niño adorado,
mira, que ya el padre en su esplendor gozoso, te mira y es que ha nacido
en el alma una nueva esperanza y esa esperanza, eres tu mi niño amado...
Mi dulce bien amado, Emmanuel divino, Jesús adorado
BEATRIZ ELENA MORALES ESTRADA ©.
No hay comentarios:
Publicar un comentario