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viernes, 15 de junio de 2012

Los Discipulos






EL JINETE
Yo soñé viendo un guerrero formidable, que cabalgaba sobre un caballo, cuyas ancas poderosas, resplandecían con destellos de luz.



INVITACIÓN
Abriose   para mí blanda, porosa, negra y absorbió mi mano y ya luego mi brazo; ¡desperté y zúas!, le di un manotazo.
  

ENSOÑACIÓN
Cerré los ojos y vi su mano y estaba hecha de fuego


LA VENTANA
La ventana se desplazó y estaba llena de luz; por fortuna yo estaba ahí. La imagen se corrió y al hacerlo mi mente se llenó de  ella.


LA IMAGEN
Levanto mi mano y trazo una línea imaginaria, entonces la ventana se abre, es grande, tan grande y me da una perspectiva infinita…

Los Discípulos
  
Un día Elena había orado con mucha intensidad, ella no esperaba nada, sólo había orado.

Los días, las noches se trascurrieron en el río de las cosas.
Una noche irrumpió una voz en el silencio de su habitación y le habló de esta manera:

"Estoy encarcelado junto con todos mis discípulos, mís bienes fueron confiscados, perdónenme, no puedo hacer nada, nada más que pedir y orar por ustedes...
Os ruego me perdonen"
Para Elena aquellas palabras significaban todo un enigma.
Aun no comprendía que esa voz suplicante le estaba haciendo un llamado, porque en la intelección de la noche, él quería que ella supiese que había escuchado su oración.
La voz era la clara evidencia de la luz.
No obstante, Elena discernía sin comprender; además se preguntaba ¿pero,
¿Por qué él pedía perdón?
"Perdónenme les  ruego me perdonen".

La voz en verdad no suplicaba, sólo demandaba...
_Mis bienes fueron confiscados. _ La voz que escuchó o escuchaba no era la de ella, pero estaba dirigida hacia ella, ademas la voz hablaba como si ella fuera muchos.
Aquel llamado que Elena había escuchado, era empero un encuentro que al sucederse en un lugar del tiempo y del espacio junto a su corazón, abría las puertas de la noche a la postulación máxima del discípulo que ya había encontrado a su maestro.

A partir de aquel momento la liberación paulatina de los bienes del maestro empezaba a gestarse en el corazón de Elena.

¿Pero por qué?, se preguntaba, ¿Por qué él decía?  ¡Os ruego me perdonen!

Cuento extraído de mi  librito: Voces de la noche  
 Publicado por Poetisa y escritora Colombiana; Beatriz Elena Morales Estrada  en Editorial lealon, Colombia Medellín Antioquia.  Este libro esta registrado en la unidad administrativa de derecho de autor
 

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