URGENCIA
Monólogo del ruiseñor que canta,
Jeremías, Jeremías, regálame esta canción; Poesía, poesía luna, una paloma
blanca con un olivo en el pico; ¡Ay!, has que desciendan las aguas, para que
mis desnudos pies toquen la tierra de mis padres; supervivientes invictos, heme
aquí, ¿en donde está mi casa? Pregunto.
Habito las cuevas de mis antepasados,
las barriadas modernas y solo amo de ellas los niños, los tejados, la lluvia;
Lo demás, escombro, niños descalabrados, mujeres siliconadas.
Jeremías, Jeremías, luna roja,
hecatombes perdidas, agujeros negros y mi perro degustando su hueso.
Monólogo de un ruiseñor que canta
surgiendo entre la noche, vencedor del tiempo negro, tristes, grises edificios,
una mujer sola, un tiempo hecho trizas, la lluvia perenne.
Monólogo de un ruiseñor que canta;
ciudad sin relleno sanitario, buitres sobrevolando a solas o en bandadas;
Jeremías, Jeremías regálame ésta canción, poesía, poesía luna, no puedo vivir
sin ella, cuerpo en la lluvia y una paloma blanca con un olivo en el pico;
¡Ay!, has que mis desnudos pies encuentren la tierra de mis padres; Poesía,
poesía luna y un ruiseñor que canta a solas, Jeremías, Jeremías.
UNO
El
tiempo arranca de un Girón las formas de los hombres; a todo vuelve escombros y
como en un suspiro el ciclo de la vida vuelve a renacer.
DOS
La
virgen de la aurora, irrupción de la noche, luz solar que no enceguece.
TRES
Feroz
como un guerrero, invencible como una mano que deletrea sobre el espacio,
frágil como un cuerpo que tambalea.
CUATRO
¡OH
amigo!, ¡Amiga!, ya no hay fe, no hay sabiduría; es obvio, la Tv. mueve
montañas, montañas de imágenes... y la fe es otra cosa, es conocimiento, es
también pensar, es escuchar, es revelación.
Beatriz Elena Morales Estrada
Extraìdo de mi obrita Silencio de Alas segunda parte.
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