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martes, 30 de abril de 2013

Universo


  





                                                              Universo

Un destino más etéreo que el sueño, sin ser sueño y sin ser algo buscado, un destino no planeado, elévome  a la cumbre de instancias mas arriba, y fui viajera del espacio, en el espacio.
Y más real que la inconsistencia o consistencia de la física  y ante la confluencia de lo real mágico velado y develado, estas mis lunas y mis planetas gigantes alineados uno tras otro y en mapas de colores dibujadas sobre  sus superficies y alrededor franjas de colores, mundos no imaginados y  siderales espacios se pierden en la memoria y la primicia de la vista,  del oído y de lo mirado tan nítido y palpable ¡Oh! prodigio de universo ante mis ojos,  inmensidad de cielo profundo en lo más infinito de lo abierto   ¿Y como fui a parar allí por Dios?¿Como me pregunto?
Porque que sepa,  yo nunca me monte en una nave espacial, aunque no dudo que las hay ¿Cómo fue que presencie esa  maravillosa alineación de planetas en el espacio, en ese mismo instante y dimensión,  como si presenciase  un choque de carros, un suceso llamativo a la vuelta de la esquina? La verdad no lo se, pero todo paso ante mis ojos tal cual, espectáculo tan bello y jamás visto creo yo por ojo humano, el caso es que sucedió en un tiempo y fecha en que sin  saber yo que estaba sucediendo  un fenómeno previsto por la ciencia;  esa alineación de planetas.  Solo se que me acosté y vi  y lo viví a plenitud. Maravillosa visión.  Fue algo espontáneo y tan natural como cuando una hoja de viento cae o como cuando estalla un suceso  o un sonido surge  en la noche, fue algo  así  de sencillo, como un tronar de dedos, así sucedió… Y como ese acontecimiento he vivido otro tantos; pero me he dado cuenta que Dios me ha llevado, me ha empujado en silencio a tener esas vivencias por caminos y cumbres del espacio y de la tierra en cosas  tanto a nivel personal como general muy fuertes que me han ido formando quizás, ¿Digo no? para que al visualizarlas,  las contara y no para engrandecerme a mi con esas cosas ¡Que tal! Sino para servir como testimonio de su  existencia grande e inconmensurable como ninguna;  porque eso es Dios,  que no quepa la menor duda. Y no importa que muchos no lo crean pero  es evidente que el que ha visto a Dios ha conocido su alma y quien así lo ha hecho,  sabe y puede escuchar  las melodías  que van mas allá y vienen de mas allá, del simple gemido  del deseo, si,  de aquel que solo le canta a la carne y a la voracidad de su lujuria… Otra cosa es el amor. Otra cosa es,  quien se alza del  suelo de donde sus pies parecen pegarse y se hace liviano como alas.

  Beatriz Elena Morales E derecho de autor registrado y reseñado en la unidad administrativa de derecho de autor de mi país © Copyright

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