Universo
Un destino más etéreo que el sueño, sin ser sueño
y sin ser algo buscado, un destino no planeado, elévome a la cumbre de instancias mas arriba, y fui
viajera del espacio, en el espacio.
Y más real que la inconsistencia o consistencia
de la física y ante la confluencia de lo
real mágico velado y develado, estas mis lunas y mis planetas gigantes
alineados uno tras otro y en mapas de colores dibujadas sobre sus superficies y alrededor franjas de
colores, mundos no imaginados y
siderales espacios se pierden en la memoria y la primicia de la
vista, del oído y de lo mirado tan
nítido y palpable ¡Oh! prodigio de universo ante mis ojos, inmensidad de cielo profundo en lo más
infinito de lo abierto ¿Y como fui a
parar allí por Dios?¿Como me pregunto?
Porque que sepa,
yo nunca me monte en una nave espacial, aunque no dudo que las hay ¿Cómo
fue que presencie esa maravillosa
alineación de planetas en el espacio, en ese mismo instante y dimensión, como si presenciase un choque de carros, un suceso llamativo a la
vuelta de la esquina? La verdad no lo se, pero todo paso ante mis ojos tal
cual, espectáculo tan bello y jamás visto creo yo por ojo humano, el caso es
que sucedió en un tiempo y fecha en que sin
saber yo que estaba sucediendo un
fenómeno previsto por la ciencia; esa
alineación de planetas. Solo se que me
acosté y vi y lo viví a plenitud.
Maravillosa visión. Fue algo espontáneo
y tan natural como cuando una hoja de viento cae o como cuando estalla un
suceso o un sonido surge en la noche, fue algo así de
sencillo, como un tronar de dedos, así sucedió… Y como ese acontecimiento he
vivido otro tantos; pero me he dado cuenta que Dios me ha llevado, me ha
empujado en silencio a tener esas vivencias por caminos y cumbres del espacio y
de la tierra en cosas tanto a nivel
personal como general muy fuertes que me han ido formando quizás, ¿Digo no?
para que al visualizarlas, las contara y
no para engrandecerme a mi con esas cosas ¡Que tal! Sino para servir como
testimonio de su existencia grande e
inconmensurable como ninguna; porque eso
es Dios, que no quepa la menor duda. Y
no importa que muchos no lo crean pero
es evidente que el que ha visto a Dios ha conocido su alma y quien así
lo ha hecho, sabe y puede escuchar las melodías
que van mas allá y vienen de mas allá, del simple gemido del deseo, si, de aquel que solo le canta a la carne y a la
voracidad de su lujuria… Otra cosa es el amor. Otra cosa es, quien se alza del suelo de donde sus pies parecen pegarse y se
hace liviano como alas.
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