ANÊDOCTAS
Testimonios
Resulta
que en cierta ocasión salí de paseo con una compañera de la universidad, en ese
entonces mi parcera, mi pana como decimos los paisas, fuimos a pasear a la
pintada y allí
Vimos desde el carro un lugar que nos llamo la atención íbamos a
acampar según tenía ella en mente. Cada
una llevábamos mochilas colgadas atrás. Sin
embargo me encontraba inquieta, dentro de mí algo no se hallaba bien, no orgánica mente
sino en cuanto que algo no me cuadraba, pero estaba mi parcera muy entusiasmada por tanto me insistió que fuéramos,
entonces teníamos que cruzar un puentecito que quedaba
por sobre del río cauca para pasar al otro lado, pero cuando íbamos en la mitad
escuche con plena patencia una voz externa que me susurro: No entres hay; de manera tal que le dije a ella no acampemos aquí,
mejor vayámonos a otro lugar. ¿Qué creen? Ni
me hizo caso, me detuve volví a
decirlo sin embargo insistió así que resignada me fui detrás de ella pero internamente
me encomendé a Dios a la sangre de cristo. No bien hubimos avanzado al otro
lado cuando unos hombres le arrebataron, le quitaron la mochila de las espaldas
a mi amiga. Eso fue hace mucho tiempo, bastante.
Otro
En cierta ocasión, mucho tiempo después ya había
salido de la U, me dio por ir a promocionar unos productos fotográficos yo con mi camarita a la estrella, un municipio que esta prácticamente a media hora de aquí de Itagüí; de manera que logre hacer
un recorrido en varias casas, hasta que al fin terminada mi labor; guardé mis cosas en mí mochila y me pare en una esquina a esperar un bus pero estaba
dentro de un corredor de una casa, cuya puerta estaba cerrada, entonces
llegaron dos hombres jóvenes y me arrinconaron contra la puerta me colocaron un
arma y me dijeron improperios entréganos la cámara %%%%% palabrotas; en mi
pensamiento decía señor cúbreme con tu preciosa sangre, al mismo tiempo los escuchaba
decirme eso y comenzaron a tratar de agarrarme los brazos pero una cosa tan rara no me podían agarrar por más que l intentaban, era
para que yo me diera la vuelta y así poder quitarme la mochila, pero estaba
paralizada del susto, sus manos se resbalaban como si estuviera liza mi piel,
cosa que aproveche al instante para
salir corriendo entonces ce me dispararon eran puros balines, en ese momento paso una bu seta, no me alcance a subir, pero pude pasar al otro
lado de la calle en donde en una casa que toque me dejaron entrar y me aconsejaron
irme lo más rápido posible de ese lugar. Me hicieron el favor de llamarme un taxi. Me dijeron no llame
a la policía porque es muy corrupta. Era la policía de ese entonces, no se
ahora. Eso fue como les digo haceeee ya bastanteé tiempo.
Otra:
En
cierta ocasión iba por el hospital san Vicente de Paúl por el lado de la capillita pero por la parte externa,
cuando se me presento un hombre alto y me arrinconó contra la pared mientras me
colocaba un cuchillo en el costado. Muerta de miedo, pues claro ¿Quién no? pero el hombre se puso a mirarme la cara, se
quedo viendo mis ojos y salió corriendo ¿Qué vio? No me lo explico, el caso es
que se fue y yo seguí muy asustada pero libre. En ese momento estaba todavía cursando
mis estudios en la U.
Y así cosas como estas tendría para contar
incluso mucho antes de entrar a la U y descubrir o tener clara con- ciencia de
la existencia de Dios. Aunque jamás he dejado de creer en él siempre lo he
tenido presente en mi pensamiento y como dije una vez hay que adorarlo en espíritu y en verdad.
Estas cosas cuento porque las he vivido. Para dar
testimonio de la presencia de Dios en mi vida. De Dios, de sus benditos ángeles
también.
Repito eso no me hace mejor persona que los demás
por el contrario, pero Dios ha estado en mi vida desde siempre. Esta en la de
ustedes también en sus procesos. Algunos quizás no lo conocen todavía. Pero esta allí, independientemente de que crean o no crean en él.
Lo único es que tienes que abrirle tu corazón.
Doy testimonio, muestro mi rostro, no lo escondo
Podría hacer de estas cosas un cuento, una
obrita literaria, hacerlo aparecer como ficción, pero no, no es así, no juego
con la verdad. Mi gratitud es para el señor. Amén.
Beatriz
Elena morales Estrada
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