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lunes, 26 de septiembre de 2016

ANÊDOCTAS

                                                             




                                                                 ANÊDOCTAS 



Testimonios

 Resulta que en cierta ocasión salí de paseo con una compañera de la universidad, en ese entonces mi parcera, mi pana como decimos los paisas, fuimos a pasear a la pintada y allí
Vimos desde el carro  un lugar que nos llamo la atención íbamos a acampar según tenía ella en mente.  Cada una llevábamos  mochilas colgadas atrás. Sin embargo me encontraba inquieta, dentro de mí algo no se hallaba bien, no orgánica mente sino en cuanto que algo no me cuadraba, pero estaba mi parcera  muy entusiasmada por tanto me insistió que fuéramos, entonces teníamos que cruzar un puentecito   que quedaba por sobre del río cauca para pasar al otro lado, pero cuando íbamos en la mitad escuche con plena patencia una voz externa que me susurro: No entres hay;  de manera tal que le dije a ella no acampemos aquí, mejor vayámonos a otro lugar. ¿Qué creen?  Ni me hizo caso,  me detuve   volví a decirlo sin embargo insistió así que resignada me fui detrás de ella pero internamente me encomendé a Dios a la sangre de cristo. No bien hubimos avanzado al otro lado cuando unos hombres le arrebataron, le quitaron la mochila de las espaldas a mi  amiga. Eso fue hace mucho tiempo, bastante.
Otro
En cierta ocasión, mucho tiempo después ya había salido de la U, me dio por ir a promocionar unos productos fotográficos yo con  mi camarita a la estrella,  un municipio  que esta prácticamente a media hora de  aquí de Itagüí;  de manera que logre   hacer un recorrido en varias casas, hasta que al fin terminada mi labor; guardé  mis cosas en mí mochila  y me pare  en una esquina a esperar un bus pero estaba dentro de un corredor de una casa, cuya puerta estaba cerrada, entonces llegaron dos hombres jóvenes y me arrinconaron contra la puerta me colocaron un arma y me dijeron improperios entréganos la cámara %%%%% palabrotas; en mi pensamiento decía señor cúbreme con tu preciosa sangre, al mismo tiempo los escuchaba decirme eso y comenzaron a tratar de agarrarme los brazos pero una cosa  tan rara no me podían agarrar por más que l intentaban,    era para que yo me diera la vuelta y así poder quitarme la mochila, pero estaba paralizada del susto, sus manos se resbalaban como si estuviera liza mi piel, cosa  que aproveche al instante para salir corriendo entonces ce me dispararon  eran puros balines,  en ese momento paso una    bu seta,  no me alcance a subir, pero pude pasar al otro lado de la calle en donde en una casa  que toque me dejaron entrar y me aconsejaron irme lo más rápido posible de ese lugar. Me hicieron  el favor de llamarme un taxi. Me dijeron no llame a la policía porque es muy corrupta. Era la policía de ese entonces, no se ahora.  Eso fue como les digo haceeee  ya bastanteé  tiempo.
Otra:
 En cierta ocasión iba por el hospital san Vicente de Paúl  por el lado de la capillita pero por la parte externa, cuando se me presento un hombre alto y me arrinconó contra la pared mientras me colocaba un cuchillo en el costado. Muerta de miedo,  pues claro ¿Quién no?  pero el hombre se puso a mirarme la cara, se quedo viendo mis ojos y salió corriendo ¿Qué vio? No me lo explico, el caso es que se fue y yo seguí muy asustada pero libre. En ese momento estaba todavía cursando mis estudios en la U.
Y así cosas como estas tendría para contar incluso mucho antes de entrar a la U y descubrir o tener clara con- ciencia de la existencia de Dios. Aunque jamás he dejado de creer en él siempre lo he tenido presente en mi pensamiento y como dije una vez  hay que adorarlo en espíritu y en verdad.
Estas cosas cuento porque las he vivido. Para dar testimonio de la presencia de Dios en mi vida. De Dios, de sus benditos ángeles  también.
Repito eso no me hace mejor persona que los demás por el contrario, pero Dios ha estado en mi vida desde siempre. Esta en la de ustedes también en sus procesos. Algunos  quizás no lo conocen todavía. Pero esta allí,  independientemente de que crean o no crean en él. Lo único es que tienes que abrirle tu corazón.
Doy testimonio,  muestro mi rostro, no lo escondo
Podría hacer de estas cosas un cuento, una obrita literaria, hacerlo aparecer como ficción, pero no, no es así, no juego con la verdad. Mi gratitud es para el señor.  Amén.


 Beatriz Elena morales Estrada
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