EL GRA- N CEREBRO
(No chips)
Un día la humanidad decidió celebrar el reinado de los cerebros y es que ya habían demasiados cerebros en el mundo- Pero ellos siguieron adelante, queremos al cerebro más inteligente y si lo encontramos ese, ese, será nuestro rey; era el tiempo de las grandes pantallas de todo tipo y tamaño. Era la era, de la gran tecnología. Pero en fin; un día encontraron a un anciano en el parque y le preguntaron ¿Qué si de pronto conocía al gran cerebro? ¿El gran cerebro? Ese ya está incrustado en vuestras mentes y en vuestros gobiernos; incluso ya está patentado por la gran élite. Y solo él, puede gobernar a los que lo buscan; dado que ellos, no saben que en sus cabezas hay un gen cerebro. Pero ese gen cerebro es más peligroso de lo se puedan imaginar ustedes ¿Nooo? ¿Cómo puede ser eso? Gritaron al unísono
Pues creanlo o no, yo sé porque se los digo; es que además, este cerebro tiene algo, que ustedes desconocen y se llama astucia sutil ¿Cómo? No entendemos lo que dices; o no lo quieren entender; como sea viejo inútil, dinos dónde encontrarlo, queremos que él nos gobierne. Él los encontrará a ustedes, créanmelo; pronto lo verán colgado en todas las pantallas habidas y por haber. El mundo se postrara a sus pies y lo llamarán el salvador del mundo.
Ellos se fueron a toda carrera, no sin antes, vaciar improperios contra el viejo hombre, que se los quedó mirando lelo y apesadumbrado ¡Ay! No saben que ese cerebro que buscan, les será de infortunio total, y en el momento adecuado o menos adecuado; aparecerá, para supuestamente darles una mano a todos únanse a mí; les dirá. Este viejo de barba larga y con expresión de mendigo, era nada menos y nada menos que Zoroastro el milenario anciano. Entonces la multitud apurada; ya eran muchísimos; ya que se les habían unido en el camino, entre campos y veradas y al fin llegaron a una ciudad y lo primero que vieron era un letrero con la cara de un fulano; que decía yo soy el salvador, el cerebro, que los sacara del mal en que se encuentran y seremos un solo gobierno, una sola religión un solo ser, ¡Hea! ¡Uh! ¡Hea! ¡Hea! Grito Zoroastro, que lerdo, lerdo había llegado Estos pronto será esclavos y marcados con el número de la bestia. Y se alejó lo más que pudo, predicando a hombres y mujeres, el engaño del que serían víctimas. Mientras tanto el cielo, testigo veraz, pronto enviaría al verdadero salvador.
Ellos se fueron a toda carrera, no sin antes, vaciar improperios contra el viejo hombre, que se los quedó mirando lelo y apesadumbrado ¡Ay! No saben que ese cerebro que buscan, les será de infortunio total, y en el momento adecuado o menos adecuado; aparecerá, para supuestamente darles una mano a todos únanse a mí; les dirá. Este viejo de barba larga y con expresión de mendigo, era nada menos y nada menos que Zoroastro el milenario anciano. Entonces la multitud apurada; ya eran muchísimos; ya que se les habían unido en el camino, entre campos y veradas y al fin llegaron a una ciudad y lo primero que vieron era un letrero con la cara de un fulano; que decía yo soy el salvador, el cerebro, que los sacara del mal en que se encuentran y seremos un solo gobierno, una sola religión un solo ser, ¡Hea! ¡Uh! ¡Hea! ¡Hea! Grito Zoroastro, que lerdo, lerdo había llegado Estos pronto será esclavos y marcados con el número de la bestia. Y se alejó lo más que pudo, predicando a hombres y mujeres, el engaño del que serían víctimas. Mientras tanto el cielo, testigo veraz, pronto enviaría al verdadero salvador.
Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright
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