TRINIDAD PERFECTA
El padre es Dios, y es el espíritu santo y es
el hijo
El padre es la afirmación del hijo y el hijo es la continuidad, la afirmación del padre
y el espíritu santo
es la
plenitud del ser, es la
potenciación de ambos en SI MISMO.
El espíritu santo es EL HIJO DEL PADRE, SIENDO A SU VEZ EL PADRE, CONJUNTAMENTE CON EL HIJO Y TODO ESTE
PRODIGIO SE GESTA, EN UNA SOLA PERSONA.
EN LA PERSONA DEL PADRE, EN LA PERSONA DEL HIJO, EN LA PERSONA DE DIOS. TRES PERSONAS DISTINTAS Y UN SOLO DIOS
VERDADERO. UNO SOLO.
EL BLANCO TÁLAMO
El espíritu es
Lo que en el pecho es cavidad, profundidad
sin fin
Lo que dentro se agita y a su vez se hace olivo
o lo que en el alma se halla de pureza
Lo que de níveo hay en el adentro
Lo que de simple e inocente se gesta
Lo que de primigenio permanece
Lo que se abre como tabernáculo
Lo que origina al abrevadero de bocas
Lo que de divino y humano se junta
Lo que imperecedero se queda
Lo que fluye más allá del agua
Lo que es fuego permanente
Y sobrevive en el calcinante cactus.
No se queda en el devenir de la flama
Pero permanece encendido como un fuego
Lo que la lengua enaltece y en el espíritu se expande
Lo que nupcial boda jamás imita
El verdadero banquete que no engorda invitados
Y que deleita comensales hasta saciar su hambre
Mana de delicada textura el vino añejo de los mundos
Carpintero albañil flotador de ríos
Tallador de rocas, te hace ser roca incólume.
Mano firme que sostiene. El guía nuestros pasos.
Él pone candado a tu boca y te muestra.
Te enseña lecciones y con amor te corrige.
El pequeño azadón que limpia tu granja
pasos que sobreviven los caminos.
la paloma que leva alas, con un olivo en el pico
Suave arrullo de los vientos, poderoso viento que destecha
Y hace que se vuelen las tejas.
Él es el constructor de mundos, el que funda un reino
Y lo da a conocer, con su llamado pentecostés
Lo eterno indestructible. Lo etéreo incandescente.
La suavidad de oasis, la peña de Orestes que calma bocas
El rosado en la mejilla y el agua eterna de los cielos.
Lo que dentro se agita y a su vez se hace olivo
o lo que en el alma se halla de pureza
Lo que de níveo hay en el adentro
Lo que de simple e inocente se gesta
Lo que de primigenio permanece
Lo que se abre como tabernáculo
Lo que origina al abrevadero de bocas
Lo que de divino y humano se junta
Lo que imperecedero se queda
Lo que fluye más allá del agua
Lo que es fuego permanente
Y sobrevive en el calcinante cactus.
No se queda en el devenir de la flama
Pero permanece encendido como un fuego
Lo que la lengua enaltece y en el espíritu se expande
Lo que nupcial boda jamás imita
El verdadero banquete que no engorda invitados
Y que deleita comensales hasta saciar su hambre
Mana de delicada textura el vino añejo de los mundos
Carpintero albañil flotador de ríos
Tallador de rocas, te hace ser roca incólume.
Mano firme que sostiene. El guía nuestros pasos.
Él pone candado a tu boca y te muestra.
Te enseña lecciones y con amor te corrige.
El pequeño azadón que limpia tu granja
pasos que sobreviven los caminos.
la paloma que leva alas, con un olivo en el pico
Suave arrullo de los vientos, poderoso viento que destecha
Y hace que se vuelen las tejas.
Él es el constructor de mundos, el que funda un reino
Y lo da a conocer, con su llamado pentecostés
Lo eterno indestructible. Lo etéreo incandescente.
La suavidad de oasis, la peña de Orestes que calma bocas
El rosado en la mejilla y el agua eterna de los cielos.
Beatriz Elena Morales Estrada © Copyright
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