TÁLAMO O LAS BODAS DE SION
Parte 1
TÁLAMO
El tálamo…
El tálamo
indeciso
El viento
murmurando
Esparciéndose
la arena
Las azucenas en el estéril suelo brotando
Llorando
casi, entre susurros de viento
Y a lo
lejos se escuchan las pisadas…
Y el tálamo
indeciso
Y el viento
murmurando y las hojas DEL ÁRBOL CAYENDO ENTRE EL AIRE Y EN LUGARES
DESIERTOS.
EL Tálamo
INDECISO Y EL VIENTO Murmurando
Los pasos DESÉRTICOS.
Los Pasos Resonando
Y el alma
entre paredes muriendo.
PARTE 2
El viento
murmurando, susurrando casi y el esposo
En
desiertos cantando, ÁRIDOS HAN SIDO SUS CAMINOS
SE VE QUE
HA SUFRIDO.
QUE HAN SIDO
MUCHOS SUS OPROBIOS
Padeció por ella, por su esposa;
aunque ninguno lo entendió, n i
entiende
Entre tanto, dentro de paredes la esposa ha comprendido
De su jaula
ansía volar pronto al desierto como paloma
Pero indecisa ha estado por larguísimo tiempo
Parte 3
¡Ay!
¡Ay! ¡Ay!
El tálamo
se ha aposentado
La esposa
prepara sus bodas ya no rasga sus
vestiduras
En medio de
pandemias y sufrimientos el remanente ha
permanecido
Ha comprendido, sabe
que prisionera se hallaba
El tálamo
en alegrías prospera
Y la ESPOSA
MEDIO ATONTADA SE DELEITA
DANZAN AL
CALOR DE LA FOGATA ELLAS Y ELLOS LOS ESPOSOS
NO VEN LA
HORA QUE SE EJECUTEN LAS BODAS
PROPICIAS HABRÁN DE SER A NUEVAS AURORAS
OS AUGURAN
NUEVOS AIRES Y AL VIENTO DOCE TRIBUS
DE ESPOSOS RENACERÁN
AUNQUE FALTE
MUCHO PARA ESO
Ve
preparado tus nupciales bodas ¡Hea!
Prepáralo todo como si fuera el más
extraordinario banquete que jamás hayas vivido
¿Qué no sabes acaso que el esposo está
impaciente?
Ve pues y
arréglalo todo de acuerdo a las bodas del más grande rey,
que jamás ha existido.
MIENTRAS EN
EL DESIERTO SUS PASOS CON FIRMEZA
RESUENA
LO HALLARÁS
CUANDO A LOS CIELOS TU MIRES.
Y EL
TÁLAMO SE VA
AFIRMADO EN TANTO LA ESPOSA VA COMPRENDIENDO
EL
SUFRIMIENTO DEL ESPOSO
Sí. Él ha derramado en obre de fino oro lágrimas
de sangre vertida
De heridas
que aún manan como rotura de estrellas
es el amado esposo
Paciente
como ovejero.
Potente
como los truenos amoroso como el que mas
Dulce
esposo, dice la esposa, que ahora impaciente está; también sufro yo, mi
buen señor
Esperando
y en el desierto tus pasos resuenan
ya,
Aunque es
larga la espera, la hora al fin
llegara, consuela con su voz lejana el
esposo, que a la vera esta.
Y el tálamo
se ha afirmado y el viento susurrando
y estrellas parpadeando
Y auroras
merodeando…
Beatriz Elena Morales Estrada © Copyright
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